Provita, organización venezolana dedicada a la conservación ambiental, confirmó el cierre exitoso de la temporada reproductiva de la cotorra margariteña (Amazona barbadensis) con un total de 243 volantones que alzaron vuelo en la península de Macanao. Este resultado representa un incremento del 9 % respecto al año anterior y consolida un nuevo récord para el programa de protección de esta especie endémica.
Conservación que deja huella en el bosque seco
El aumento en el número de pichones voladores no es casualidad. Es el fruto de un trabajo sostenido que involucra a ecoguardianes locales, formados por Provita para custodiar los nidos, evitar el saqueo y garantizar el bienestar de las aves desde la eclosión hasta el primer vuelo. Estos hombres y mujeres macanagüeros han “colocado la primera piedra” de una red de vigilancia comunitaria que opera 24/7 durante la temporada reproductiva.
La alianza con Loro Parque Fundación y Whitley Fund for Nature ha permitido fortalecer las acciones en campo, incluyendo la instalación de nidos artificiales y el monitoreo constante de ejemplares. Según el censo realizado en agosto de este año, la población silvestre de cotorras margariteñas en la isla asciende a 1.655 individuos.
Impacto ambiental y cultural en la región insular
La recuperación de esta especie tiene implicaciones directas en el equilibrio ecológico del bosque seco de Macanao, uno de los ecosistemas más vulnerables del Caribe venezolano. La cotorra margariteña, al dispersar semillas y ocupar nichos específicos, contribuye a la regeneración vegetal y al control de plagas naturales.
Desde el punto de vista cultural, la presencia activa de estas aves ha revitalizado el sentido de pertenencia entre las comunidades locales. En Macanao, el canto de la cotorra vuelve a escucharse con frecuencia, como si la naturaleza estuviera “retomando el hilo” de una historia que parecía interrumpida por el tráfico ilegal y la destrucción de hábitats.
Amenazas persistentes y retos futuros
A pesar de los avances, la especie sigue catalogada como “Casi Amenazada” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y como “En Peligro” en el Libro Rojo de la fauna venezolana. Las principales amenazas incluyen la cacería ilegal, la reducción de su hábitat y el comercio ilícito de fauna silvestre.
Frente a este escenario, el modelo de conservación comunitaria implementado por Provita se consolida como una estrategia efectiva y replicable. No se trata solo de proteger una especie, sino de “tejer redes vivas” entre naturaleza y sociedad, donde cada volantón representa una victoria compartida.
Un vuelo que marca el rumbo
La temporada 2025 no solo dejó cifras alentadoras, sino también una lección clara: cuando la comunidad se involucra, la conservación deja de ser un discurso y se convierte en acción concreta. En Macanao, el cielo se llenó de alas verdes, y con ellas, de esperanza. Porque cada cotorra que vuela libre es testimonio de que el compromiso ambiental puede transformar realidades.
Fuente: YVKE Mundial Margarita

