La Paz en Gaza no es más que una Victoria Forzada por la Conciencia Global. En principio, eso debe quedar muy claro.
El reciente anuncio de un posible acuerdo de Paz en Gaza no debe ser visto como una concesión altruista, sino como un triunfo de la presión internacional y la conciencia global frente a la masacre, frente al genocidio. El cese de hostilidades (si llega a materializarse), será el resultado directo de meses de movilización popular, diplomacia activa y el creciente reconocimiento del ineludible derecho palestino a la autodeterminación.
* El Motor del Cambio: Calles, Cancillerías y Conciencia:
La comunidad internacional ha alzado su voz de manera inequívoca:
La Presión Cívica Global: Las protestas masivas en capitales de todo el mundo—incluyendo Tel Aviv—han creado un consenso moral insoslayable. Estas manifestaciones no sólo condenan la violencia, sino que exigen un cambio fundamental en el statu quo de la ocupación y el asedio. El pueblo en las calles ha dictado la urgencia de la Paz.
* El Reconocimiento del Estado Palestino:
En los últimos días, hemos visto una oleada de reconocimientos diplomáticos del Estado de Palestina por parte de países clave, incluyendo potencias europeas como Francia y el Reino Unido, además de Canadá y Australia. Este movimiento, coordinado y simbólico, refuerza la solución de los dos Estados y aísla políticamente a aquellos que se oponen a ella, enviando un mensaje contundente: el mundo está listo para aceptar a Palestina como un actor soberano.
* Aislamiento y Consecuencias:
La presión no ha sido solo moral. El creciente riesgo de aislamiento político y diplomático en foros como las Naciones Unidas, sumado a las investigaciones de crímenes de guerra por organismos internacionales, ha limitado el margen de maniobra de Israel y lo ha empujado, junto a sus aliados, a considerar un cese al fuego que antes rechazaban. La paz, en este contexto, es un imperativo geopolítico, no una decisión voluntaria.
* La Arrogancia de la Propuesta Trump:
Un Desprecio al Pueblo Palestino.
En este contexto de presión global, la propuesta de "paz" presentada por Donald J. Trump tras su reunión con el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se erige como un acto de profunda arrogancia y desprecio.
La simple enumeración de sus puntos —la exigencia de una "zona desradicalizada y libre de terrorismo" antes que cualquier mención explícita al fin de la ocupación o a la autodeterminación palestina— revela una visión de vencedor a vencido. Se trata de un dictado, no de un acuerdo.
La Paz real debe ser forjada por la dignidad, la equidad y el derecho internacional, no por la conveniencia política ni por planes unilaterales diseñados a puerta cerrada. Si la guerra termina, será gracias a los millones que dijeron "Basta", no por la magnanimidad de quienes facilitaron la masacre.
El pueblo palestino merece un acuerdo que consagre su libertad y Soberanía, no un plan que simplemente le dicte la forma de su rendición.
#LaPazEsNuestraVictoria
